Las aguas provienen del Río de Orés, donde a la altura del Henao, próximo a la muga de Luna, pero término de Ejea, que en aquellos años estaba cuajado de cuidadas plantaciones de viñas, se asienta el azud de «Los Torales», que se mantiene en muy buen estado.
Por Puy Lajunta
a la Azud de Los Torales.
Caserío de Don Tomás.
Cabaña de Puy Lajunta.
La acequia de tantos litigios y problemas quedó olvidada.
Azud de los Torales en el río de Orés.
Visité La Gayata, en el monte de Luna y Casa Teresíca en término de Orés, en fechas pasadas; pero para llegar a esos lugares, lo hice por donde tantas veces había ido, por el Caserío de Don Tomás, que para mí, hasta avanzados los años sesenta cuando aún lo cultivábamos, era el Caserío de Navarríco, finca que perteneció o al menos administraba la Casa de Ganaderos hasta la desamortización de Mendizabal en 1860.
Pasé por Puy Lajunta, por donde una acequia, traía el agua desde el barranco de La Tiñaza, que procedía del Arba de Biel, hasta el Caserío de Arana, teniendo algunos derechos por su paso, el de Don Tomás. Hoy, aquella acequia que tanto trabajo originaba su limpieza, ha quedado inutilizada por la llegada de las aguas del Canal de las Bardenas.
El Caserío de Don Tomás, sin gente, ¡quien lo diría!, con el trajín allí vivido en otros tiempos. Ni ganados residen en su vieja paridera, dotada de un estercolero de hormigón que en los años cuarenta-cincuenta, se construían con fuertes ayudas, para no ser usados con este fin. Sobre sus paredes se completaban otros edificios, como en este caso. Pegado al conjunto está la estanca, que tenía de nombre «Balsa de Pirrio», o fue otra mayor la que tuvo ese nombre y yo no conocí.
Las cabañas, todas de piedra, que se encontraban en aquel entorno, de los Martinez, el Escagües, de Benito, y las de Blasco y Ciudad, todas ha quedado abandonadas y desmantelados sus tejados por los amigos de lo ajeno, enamorados de las tejas viejas.
Después de cruzar la pequeña cabañera, por la linde entre Ejea y Luna, subí hacia Mosen Pablo, cuyo camino deja mucho que desear y seguiré contando.
Las viejas mugas perduran marcando los linderos.
La balsa, hoy sin necesidad de ser abrevadero.
Un viejo pozo quedó en medio de los sembrados.
Desmanteladas las Cabañas de Blasco y Ciudad.
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