Entrada a la finca desde el camino de Bayas.
Había visitado en otras ocasiones las instalaciones de la «Ganadería El Charche» *recordar* entre vacas y becerros; pero hoy, he disfrutado de una apacible mañana entre sus yeguas y caballos, recordando aquellos tiempos de nuestra juventud, que en la agricultura era imprescindible convivir con ellos.
Hoy, los Hermanos Pérez, acompañados de algunos amigos, tenían que leer los chip que llevan introducidos en el cuello sus yeguas, donde están registrados todos los datos del animal para realizar un fichero informático; hoy no basta la marca a fuego que llevan todas ellas, es en el chip donde está su carnet de identidad, su nombre y el de sus padres, fecha de nacimiento, y las que están preñadas, el nombre del caballo que lo consiguió. Posteriormente, los potros que traiga al mundo.
Un ajetreo duro y constante en la plaza de toros de la finca y en los chiqueros, que hoy cumplen esta importante función. Los animales, con una viveza y rapidez extraordinaria, galopan por el ruedo sin querer hacer caso a las pretensiones de introducirlas en los chiqueros. Pero era preciso, y aunque costó se consiguió.
«Las pataticas con sebo y el conejico frito» del almuerzo, había sido imprescindible para lograrlo.
La charrada hoy ha sido corta. Veo enmarcada la distinción que la Asociación Española contra el Cancer, entregó a los Hnos Pérez, «Caballos Bayas», por la organización de un Festival taurino a beneficio de dicha Asociación en las Fiestas de San Juan 2010, en Ejea de los Caballeros.
Hablamos de los tres encierros que en las pasadas fiestas de Ejea, habían corrido con toros y vacas de su ganadería, quedando muy satisfechos de ello; pero en la mente de estos buenos ganaderos y mejores ejeanos, fluye la idea, de llevar en las fiestas del año que viene, sus vacas y mansos, desde esta finca de Bayas hasta Ejea, por ese camino que culmina en la Cuesta de la Fuente. Naturalmente, irían conducidos por los caballos de los muchos caballistas que tenemos en la zona y que en este tipo de eventos les encanta participar.
Por mi parte, siempre manifiesto que prefiero los caballos a las vacas. Los caballos me encantan y más si consigues su docilidad. Las vaquillas en libertad controlada me gustan; no así, ni embolados ni atados y mucho menos portando antorchas encendidas. Eso no es aceptable, en pueblos como los nuestros que no han tenido tal tradición.
Volveré con estos amigos a seguir hablando de lo que más les gusta, de ganadería.
Os felicito y hasta pronto.
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