Lo conocí hace muchos años y no he tenido la suerte de volver a encontrarme con aquel sencillo cura que nos ha dejado para siempre, nacido en las Cinco Villas y que llegó a ser Canónigo del Cabildo Metropolitano y secretario de la Delegación Diocesana de Patrimomio, después de pasar por diversas parroquias, como Fuentes de Ebro, donde siempre lo recordarán con cariño, al dedicar su nombre a una de sus principales calles de la población.
Me uno al sentimiento de sus familiares, feligreses y amigos de Edmundo Apilluelo Lasobras.
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