Benjamín Bentura Remacha*
RECUERDOS DE EJEA
LOS ODONTÓLOGOS
Mis recuerdos se retrotraen a tiempos pretéritos en los que los barberos ejercían como practicantes y sacamuelas. El primer dentista que recuerdo, aunque dudo de su titulación académica, es don Nicolás Lamarca, de Farasdués, que se casó con Elvira Cavero¸ de los farmacéuticos de la calle Mediavilla, pero antes ya Antolín padre hacía visitas semanales a Ejea para asistir a ciertos clientes, entre ellos a mi abuela Pilar, conocida por “la Berjamina”. Mi abuelo fue el primer Benjamín de los Bentura que vamos ya por la quinta generación. De Antolín tengo que resaltar su gran afición al teatro y que actuaba como actor con el nombre de “Mario Albars”. Su hijo Mario también trabajó alrededor del mundo de los cómicos y se casó con la candorosa y sublime actriz María Fernanda de Ocón. De los barberos-practicantes recuerdo a Sabino Jauregui Heredia, cuya barbería la regentaba como tal su hermano Domingo, pintor apreciable y autor del retrato de Alfonso XIII que estaba en el ayuntamiento de Ejea, pese a lo cual fue fusilado en Erla al comienzo de la Guerra Civil. Sabino, natural de Mallén, además de eficiente asistente sanitario, era también un gran musicólogo, fundador del Grupo Musical “Diapasón” y director de la Rondalla Muncipal de Jotas que tenía el favor de los ejeanos. Ángel Martínez, Manuel Calvo que tenía su peluquería en el comienzo de Ramón y Cajal y José María Pascual Araiz. A Manuel le veía en mi casa con su estuche de metal que le servía para poner alcohol en la tapa y hervir las jeringas y las agujas que empleaba para las inyecciones intramusculares. También fue practicante doña Sofía García Bombín, de Sofuentes, y tengo un leve recuerdo de Pepita García y María Pérez, las comadronas. María Pérez era hermana de Pedro Rodeos, un gran mecánico que en el torno reprodujo pieza a pieza la cosechadora automotriz Massey Harris En Rivas, único barrio de Ejea por entonces, don Félix Suescum, que también era barbero y comadrón. Una larga lista y una ingente labor en favor del bienestar de los ejeanos.
Después de la llegada de Lamarca vinieron a Ejea, ya con el título de Medicina, Jimeno y Dehesa. Este continuó su preparación y alcanzó la jefatura de la sección de Cirugía Maxilofacial del hospital Miguel Servet. Los hermanos Guinda, sobrinos de Bartolomé, de Sos del Rey Católico, novillero y cuñado de don Antonio Val Carreres, cirujano de la plaza de toros de Zaragoza, padre y abuelo de los que han mantenido la saga en el coso de Pignatelli. Azpiroz, las citadas clínica de San Jorge y la de Labena hija y María Martínez Liso, de Rivas, completan en mi recuerdo el cuadro de dentistas que han trabajado en Ejea en la disciplina que sustituyó a los barberos sacamuelas.
LAS FARMACIAS
Recuerdo la de Cavero que estaba en la primera casa de la acera izquierda de la calle Mediavilla, donde la fundó Alfonso Cavero, que murió joven y se encargó de su regencia su viuda, doña Vicenta Diego-Madrazo hasta que su hijo, también llamado Alfonso, terminó la carrera de Farmacia. No fue largo su ejercicio profesional y a su muerte fue el tercer Alfonso Cavero Arancés, el que se hizo cargo del despacho por poco tiempo y se lo vendió al don Jesús Ignacio Iriza, que trasladó la tradicional farmacia a la avenida Perimetral, donde se instalaron los buenos centros médicos y gran parte de la nueva población que hace muchos años rompió la barrera del Muro hacia la orilla del Arba de Biel. Actualmente hay otra farmacia en la misma avenida, frente al Parque y una más en la calle Alfonso I. Hubo otra en tiempos remotos, la de don Ernesto Andreu, que fue alcalde de la villa en 1925. ¿Y fabricante de las pastillas para la tos? A una de sus hijas la conocí hace unos años cuando vino a Ejea a vender unos locales que tenía en el complejo edificio del restaurante “Aragón”. A esta farmacia le sustituyó Jesús Berni con el local que abrió en la calle Ramón y Cajal, en el número 8, farmacia que se trasladó posteriormente a la acera izquierda de esta misma calle y casi enfrente, en donde ahora hay una gestoría. Una corta temporada la regentó un sobrino de don Jesús del mismo nombre, Jesús Berni Bentura, hijo de Blas Berni y Agustina Bentura. Otro Bentura de segundo apellido emplazó una nueva farmacia en la calle Teniente Coronel Cabestré, Carlos Cerrada Bentura que posteriormente trasladó su despacho a la calle Doctor Fleming, detrás del Ayuntamiento. Lo que ahora se conoce por plaza de la Villa. Ana Navarro Mayayo estuvo de prácticas en la farmacia de Berni y después instaló un nuevo establecimiento en la avenida de Fernando el Católico, esquina a Independencia, para ubicarse finalmente en la otra acera de la misma avenida, cerca del Paseo del Muro. Falta en esta relación la farmacia de Pellicer, situada en el Muro, frente al Centro Cívico. De los auxiliares de farmacia recuerdo a Juvenal Baroja y Tomás Peirona que estuvieron trabajando más de treinta años en la Farmacia de Cavero sin hablarse entre sí. No sé el motivo del enfado. Tiene que ser curioso. Vino a poner un poco de paz y mucho entendimiento Ignacio Sanz. En Berni, Narciso, que se hizo experto en fotografía, luego estuvo un tiempo con Ana Navarro y se jubiló. Su hija también se ejercitó en este menester pero posteriormente se dedicó a la enseñanza de idiomas Por cierto, Ana Navarro hizo prácticas en Berni, Sebastián y el valenciano licenciado en Farmacia en la de Carlos Cerrada, que ahora regenta su hija María. En la de Navarro, Marco Antonio Folías, buena saga musical, Ana Fernández y Merche Yera, a los que se han sumado el hijo y la nuera de Ana para ampliar sus servicios en el moderno establecimiento en la acera izquierda de la Avenida de Fernando el Católico, a la que solo le falta que le arreglen la entrada. Claro que hoy las farmacias tienen poco que ver con las de Cavero o Andreu de comienzos del siglo XX. Y hace unos años se permitían farmacias cada 4 mil habitantes y ahora cada 2.500. Ello ha hecho posible que de tres farmacias pasemos a seis en Ejea, una en Pinsoro y los botiquines en todos los barrios. Y de las fórmulas a los específicos fabricados por los grandes laboratorios.
COLOFÓN
Para terminar, apuntar la fórmula que empleaban los que hacían las cuentas bancarias para cerrar la caja: SALVO ERROR U OMISIÓN. Sería bueno que los curiosos lectores tuvieran en cuenta esta advertencia y nos comunicaran esos errores y omisiones para así completar esta relación de personas que se han dedicado en Ejea a la Sanidad y de ejeanos que marcharon a otros lugares para emplearse en tan benefactora misión.
Benjamín Bentura Remacha*
Ver otros escritos sobre Sanidad en Ejea: (1), (2) y (3)
Reseña del autor en primer escrito *Ver*
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