Razones de trabajo personal me llevaron en 1974, ha conocer bien a D. Benjamín Bentura Sariñena, junto a su esposa Dña. Gloria Remacha, que desde muy joven había tenido con mi familia una estrecha amistad.
Tuve la suerte de conocer a un hombre amable, confiado y bueno, amante de su larga familia, de libros, revistas y periódicos, pero también, de todo lo sencillo que puede rodear la vida activa de una casa de labranza donde tenía sus raíces, campos, caminos, acequias, edificios, cultivos y árboles…, árboles que siempre soñó encontrar por los caminos de sus tierras, la sombra de ellos.
Ha pasado el tiempo, he conocido mucha de su obra literaria y de los pasos importantes y discretos que ha desarrollado en su vida laboral por distintas redacciones de Prensa en Madrid, Badajoz, San Sebastián y en su propia editorial e imprenta, a la que llevó nombres de sus fincas o de su tierra ejeana, como del Caserío de “Mon”, del “Saso” y del río “Arba”.
En algún momento, habrán llegado a mi blog, entre otros, títulos de sus libros, como El hidalgo payanés Don Joaquín de Mosquera y Figueroa, publicado por Ediciones de Cultura Hispánica en 1971, Quisicosas taurinas de Barico, compendio de escritos sobre este tema, el conocido folleto que describe con todo detalle a su pueblo: Ejea de los Caballeros, villa imperial, y el poema “No vayas a Cinco Villas segador».
Pero nunca habían llegado a este, los versos que hoy tengo la satisfacción de conocer y que en la Revista Aragón, nº 46 de Julio de 1929, llevó a sus páginas con esas palabricas camperas. Con verdadera satisfacción, los copio de ella para recordarlo en mi blog.
Vino negro
Apareja, zagal, el caballo,
que voy a dar güelta por el sementero:
ponle la montura de paja, cosida
con piel de carnero,
y me ásperas con él en la puerta,
que yo bajo luego;
voy a ver si me llenan la bota
de aquel vino negro
que tanto les gusta a los mozos
en las frías mañanas de invierno,
y en otras… y en otras…
Apareja y áspera, que yo bajo luego.
Tú te pones atrás, y te agarras
a mí, bien seguro y bien preto.
¿ Qué te pasa, zagal ? ¿ Tienes frío ?
Andando, Lucero.
¡ Bien trota el granuja!
i Corre más que el cierzo !
No te sueltes, zagal, que aunque sé
que no tienes miedo,
tú vas sin estribos,
y el caballo está hoy muy ligero.
Güenos días a todos vosotros.
¿ Qué tal va el tempero ?
Que descansen las mulas un poco,
que den gusto al cuerpo,
y vosotros venir a mi lau,
venir, que os espero
con la bota pretica de vino:
de ese vino negro
que tan güeno les sabe a los mozos
en las frías mañanas de invierno,
y en otras… y en otras
de amable recuerdo.
Beber todos. Y tú, zagalico,
bebe tú primero,
y así se te irá todo el frío
que llevas metido en los güesos.
Y mientras vosotros charráis al abrigo
del cañar que bordea el sendero,
cogeré la mancera seguro,
como me enseñara a cógela el agüelo,
y araré, arreando a las mulas
con el mismo acento
con que arrea el mejor de mi casa,
el que se las tira de mejor mulero;
que una gota e sudor en la frente
es mucho más bello,
que llevar una piedra preciosa
luciendo en el dedo.
Y mientras, vosotros, beber sin reparo
de ese vino negro.
BENJAMÍN BENTURA SARIÑENA
En la Plaza de Toros de Ejea en Fiestas, 16 Septiembre 1970
Sin comentarios