Esta fotografía será el recuerdo del Abeto Blanco, plantado ante la iglesia del Salvador, años después de haber instalado la fuente luminosa, que conmemora la llegada de las Aguas del Canal de las Bardenas en 1959.
Cierto, que desde la carretera y paseo se ve mejor la iglesia del Salvador, pero duele el vacío que nos ha dejado tan magnífico ejemplar.
Muchos años permaneció con la compañía de una sencilla Adelfa y un Madroño, que han quedado junto a los restos del Abeto.
Me llamó un amigo para comunicarme que habían cortado el Cedro del Líbano de los jardines del Salvador en Ejea, quedando sorprendido por la noticia. No dudé un momento en ir a visitar los jardines y comprobé, que el Cedro permanecía lleno de vida, no así el Abeto Blanco, que había desaparecido íntegramente del lugar donde ha permanecido más de cincuenta años, ya que fue plantado con la estructuración de la Plaza de la Magdalena, cuando se instaló la Fuente luminosa, teniendo por compañía unos pequeños arbustos y unos rosales, nada más, aunque posteriormente y procedente del vivero del Instituto Nacional de Colonización o IRIDA, el Sr. Segundo Dominguez, encargado de dicho vivero, plantó, después de 1987, un Madroño, que se ha desarrollado con alguna dificultad bajo la conífera. No así la Adelfa plantada a su vez y que a todo se adapta.
Hacía bastante tiempo que el mencionado árbol se encontraba enfermo. Asi pudo comprobarse el 13 de Mayo de 2010, cuando se realizó algunas reparaciones en la veleta y en la torre, lamentando hoy, que la vitalidad del Abeto Blanco, no haya podido ser recuperada y alcanzar la longevidad a la que llegan los árboles de esta especie.
En 13 de mayo de 2010, hubo que reparar algún detalle en lo alto de la torre; el Abeto Blanco manifestaba estar enfermo.
El Cedro del Líbano, en las proximidades del templo se mantiene con buena salud.
En 1987 se editó «Parques y jardines de Ejea» con la descripción de todas las especies existentes y el Abeto Blanco, no tenía ninguna otra planta destacable en su compañía.
Foto del Madroño 1/12/2012
2 comentarios
Recibo una nota aclaratoria de José Luís Usán acerca de la plantación del Abeto, notificándome que ésta se realizó años después de la instalación de la fuente luminosa. Asimismo, me hace constar que no es Laurel Real quien lo ha acompañado, sino un Madroño.
Confiando en su acertada opinión que coincide con la de otros de sus amigos y que posteriormente compruebo, hago la corrección sobre el tema.
Gracias por todo ello.
Cortar un árbol da mucha pena, sobre todo si es emblemático. Así pasó en Jaca con el centenario Árbol de la Salud, un viejo olmo que también enfermó y que quedaba en el lugar de un antiguo hospital de peregrinos del Camino de Santiago, a la entrada de Jaca. Ahora hay un castaño de indias en su lugar.