Cuando era chico, me tenía profundamente intrigado, los enterramientos de una antigua familia ejeana en el subsuelo de la iglesia del Salvador; pero muy especialmente, una tumba con una gran lápida negra, junto al altar mayor en su lado del Evangelio.
Sobre la tumba, una imagen del Niño Jesús, que me hacía creer que allí posaban los restos de algún niño muy importante.
Lógicamente la descripción de la lápida, resaltaba quien era el mortal que allí descansaba, pero en latín, y mis conocimientos de latín eran tan escasos, que creo que fue este el principal motivo por el cual, nunca pude ser «monaguillo» como lo eran muchos de mis compañeros.
Han tenido que pasar muchos años para satisfacer aquel interés que tenía de niño por conocer quien estaba allí enterrado.
El párroco de Ejea desde hacía 18 años, D. Bartolomé Fandos, era destinado como Presidente del Real Seminario de San Carlos en Zaragoza, y en este momento me entero, que este lugar había sido fundado, precisamente por un Ejeano: D. Francisco González, que aquí en su villa y en su Iglesia, encontró su última morada como describe la lápida.
Como los amigos, no solo estamos para leernos mutuamente nuestros escritos, recurrí a Moisés, que no ha dudado en ayudarme en este menester, y aquí traigo su traducción completa. Gracias amigo.
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