Ante el Santuario de Valentuñana el Crucero que lleva su nombre.
Cruz de Valentuñana en Honor a los monjes fallecidos.
Desde la villa de Sos del Rey Católico, mirando al Este, vemos abajo en el valle del Onsella y rodeado de un riachuelo, el Santuario de Ntra. Sra. de Valentuñana que fue construido en 1677, para albergar en él a los Carmelitas Descalzos que lo ocuparon hasta la Desamortización de Mendizabal en 1835.
Tras un largo periodo de tiempo, este apacible santuario que rememora el lugar que ocupó una primitiva ermita dedicada a la Virgen de Valentuñana, volvió a ser ocupado por los Agustinos Recoletos que lo llenaron de vida e infinidad de objetos procedentes de lejanas tierras, donde llegaron con su labor misional.
El Santuario de Valentuñana vivió épocas de esplendor, lleno de juventud estudiantil… Hoy, la imagen que nos ofrece es muy diferente. En esta visita que hago por conocer de cerca las Cruces o Cruceros que embellecen su entorno, solo encuentro a un grupo de jóvenes navarros que han venido a visitarlo.
El cierzo nos trae los tañidos de las campanas de San Esteban de Sos y los pájaros, en su regia pajarera, alegran con sus cantos el sosiego de este Santuario de paz.
Visitadlo y disfrutad de sus plácidos rincones y aconsejo conocer su historia:
A media legua del recinto urbano de Sos se encuentra el convento de Valentuñana. La tradición asegura que la Virgen se apareció allí, en el tronco de una encina, dejando como testimonio una fuente, que brota al pie del árbol, por lo que se la conoció como “Fuente de la Virgen”. Desde entonces se instaló en el lugar una ermita, habiendo constancia de su existencia desde el año 1254, siendo la imagen de la Virgen que se conserva del siglo XIII. En el año 1543 se decidió por parte de la población construir una ermita mayor, para ensalzar a la Virgen de Valentuñana.
Valentuñana tuvo una cofradía para fomentar el culto de la Virgen, muy vivo en los siglos bajomedievales. El año 1672, doña Antonia Felipa Guerrero y Álava, fervienta devota de Santa María de Valentuñana, dejó sus bienes para fundar un Convento de Carmelitas Descalzos en la ermita. El 5 de septiembre del año 1677 llegaron los primeros carmelitas a Sos, aunque hasta el 1718 no se trasladaron al nuevo convento; pese a ello, las obras arquitectónicas continuaron hasta el año 1732.
El comienzo del siglo XIX fue traumático para la comunidad, puesto que ante la invasión francesa, tuvieron que huir a una casa de campo. Pero la situación empeoró cuando José Bonaparte, como rey de España, decretó la total supresión del estado religioso de varones, siendo maltratado el convento en su fábrica, despojado de sus muebles y de objetos de culto por las tropas invasoras. Cuando los soldados de Napoleón abandonaron la villa de Sos, los Carmelitas pudieron volver al convento, aunque compartiéndolo con los voluntarios de Espoz y Mina, que instalaron allí un hospital.
Pero la definitiva derrota de las tropas francesas en el conflicto bélico de la Guerra de la Independencia no trajo la paz esperada al convento, sino todo lo contrario, sobre todo a raíz de la Desamortización de Mendizábal del año 1836, por la que los Carmelitas fueron obligados a abandonar la villa de Sos y el Convento de Valentuñana, para no volver nunca más. No fue hasta mucho después, el día del 3 de enero del año 1906, cuando volvió al convento, para cuidarlo y atenderlo con mimo, una nueva orden, la de los Padres Agustinos Recoletos de la Provincia de la Candelaria, retomándose de este modo la antigua labor realizada por los Carmelitas, tarea que ha continuado hasta nuestros días.
Texto remarcado, propiedad del Ayuntamiento de Sos del Rey Católico.
Grupo de visitantes procedentes de Figarol (Navarra)
Desde Sos del Rey Católico a 3Km. escuchamos sus campanas
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