Hablaba el 10 de Septiembre de mi visita a Undués de Lerda, y antes de llegar a esta villa, teniendo como fondo la Ermita de Santa Eufemia, me llamo la atención el bello colorido que tenía la carretera, lleno de flores amarillas. Yo las conocía como «mosquiteras» y no me pareció bien comentar el tema sin estar bien documentado. He buscado su nombre y al fin, muy atento y rápido, me lo ha facilitado David Navarro, autor de la página de Heraldo de Aragón :
«El buen Jardinero» haciéndome constar que se llaman «olivardas» y que hace un año, en esa sección, fue publicado el siguiente texto :
«Cuando llega noviembre y son muy pocas las plantas que mantienen su colorido y vitalidad, la olivarda (dittrichia viscosa) hace honor al dicho «quien ríe el último, ríe mejor». Sus flores amarillas llenan el paisaje en un esfuerzo que dura todo el otoño y es un placer pasear por los galachos, campos de cultivo y eriales y maravillarse ante esta planta tardía, que sirve de alimento para infinidad de abejas y avispas, que buscan su polen desesperadamente. La olivarda es una planta característica del clima mediterráneo, pero la globalización ha hecho que sus semillas llegasen a lugares tan lejanos como Australia, donde forma parte de las 28 especies que mayor amenaza presentan a la flora del país, a la que llega a desplazar e incluso a extinguir. El secreto de su éxito reside en su alta producción de semillas y la sustancia que segrega, que en ocasiones llega a inhibir la capacidad reproductora de las plantas colindantes. Sus semillas permanecen dormidas y son de las primeras en despertar en caso de incendio, lo que les asegura la colonización de grandísimas extensiones de terreno. Se aprovechan de la maquinaria agrícola y en Australia han llegado a viajar hasta a 350 kilómetros de distancia desde su punto de «invasión», presumiblemente pegadas a las ruedas del tren. En España, afortunadamente, no representan ningún peligro y puede disfrutarse de ellas sin tener que sentirse culpable. Que su color amarillo llene de gozo el otoño.»
Conociendo su nombre científico, podemos ampliar más detalles de esta planta, como que el nombre de Dittrichia fue dedicado al botánico alemán Manfred Dittrich (1934-), y viscosa: procede del latín viscum, que significa pegajoso, refiriéndose a una de las características de las hojas.
Desde mi Blog, doy las gracias a David Navarro por su atención, recordando que ya hice uso de sus escritos sobre las Salicarias el 25 de Julio. ::Ver ::
1 comentario
No se te ocurra dejar de escribir, somos muchos los que te seguimos. Y tú mismo lo compruebas.
Adelante, Pepe, y un abrazo.