VINO NEGRO.
Apareja, zagal, el caballo,
que voy a dar güelta por el sementero:
ponle la montura de paja, cosida
con piel de carnero,
y me ásperas con él en la puerta,
que yo bajo luego;
voy a ver si me llenan la bota
de aquel vino negro
que tanto les gusta a los mozos
en las frías mañanas de invierno,
y en otras… y en otras…
Apareja y áspera, que yo bajo luego.
.
Tú te pones atrás, y te agarras
a mí, bien seguro y bien preto.
¿ Qué te pasa, zagal ? ¿ Tienes frío ?
Andando, Lucero.
¡ Bien trota el granuja!
¡ Corre más que el cierzo !
No te sueltes, zagal, que aunque sé
que no tienes miedo,
tú vas sin estribos,
y el caballo está hoy muy ligero.
.
Güenos días a todos vosotros.
¿ Qué tal va el tempero ?
Que descansen las mulas un poco,
que den gusto al cuerpo,
y vosotros venir a mi lau,
venir, que os espero
con la bota pretica de vino:
de ese vino negro
que tan güeno les sabe a los mozos
en las frías mañanas de invierno,
y en otras… y en otras
de amable recuerdo.
Beber todos. Y tú, zagalico,
bebe tú primero,
y así se te irá todo el frío
que llevas metido en los güesos.
Y mientras vosotros charráis al abrigo
del cañar que bordea el sendero,
cogeré la mancera seguro,
como me enseñara a cógela el agüelo,
y araré, arreando a las mulas
con el mismo acento
con que arrea el mejor de mi casa,
el que se las tira de mejor mulero;
que una gota e sudor en la frente
es mucho más bello,
que llevar una piedra preciosa
luciendo en el dedo.
Y mientras, vosotros, beber sin reparo
de ese vino negro.
Escritos en la Revista Aragón nº 46. Julio de 1929. Zaragoza.
BENJAMÍN BENTURA SARIÑENA (Barico)
Ejea de los Caballeros (Zaragoza) 1904- Madrid 1956.
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