A la altura de Erla por su nueva travesía de la carretera de Ejea-Ayerbe y antes de cruzar el río Arba de Biel por su nuevo puente, tienes enfrente Monlora, el monte de los mil aromas, el de la aurora o Monte Lora; en definitiva, el monte donde se venera la Patrona de Luna, y aunque el día está muy caluroso en el llano, piensas que en su cumbre, a 656,5 m. de altitud, llegará alguna brisa de cierzo que aliviará la canícula. Pero no era así; el sol pegaba fuerte y no invitaba a captar fotos con tanta luminosidad.
Aunque pretendía localizar algunos restos de las trece ermitas que allí existieron, solo puede apreciarse los situados en la parte más al sur de la explanada, denominada «Punta de Santa Bárbara«, ya que allí estuvo la ermita dedicada a esta santa.
En el centro de la plana, se mantiene en perfecto estado una de las buenas ermitas que existieron de piedra arenisca bien trabajada, ya que el resto puede suponerse que no serían de tanta calidad, ya que el fin para el que se construían, no era otro que poder retirarse los frailes para orar y permanecer en pleno aislamiento, dándoles nombres propios para ello o relacionados con los santos de su congregación. Así por ejemplo, estaba la Ermita del Santo Sepulcro, de la Oración del Huerto, de la Purísima Concepción, de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Ermita del Monte Alverna, de San Diego de Alcalá, del Patriarca San José, de San Antonio de Padua, de San Bernardino de Siena, de San Pedro Apostol, de San Pedro de Alcántara, de Santa Bárbara y la cueva de San Jerónimo.
La ermita que se mantiene, acompañada de ingentes antenas de telecomunicaciones, fue, según D. Manuel Mindán Manero, autor de «Historia de Monlora», la dedicada al Monte Alverna e impresión de las llagas de N.S. P. San Francisco, «Pues todavía pueden verse en ella huellas características que la hacen inconfundible si nos atenemos a la descripción hecha por el P. Hebrera, de la que precisamente da más pormenores que del resto de las ermitas.»
Antes de llegar al Santuario y convento, restos de cruces de término y lápidas con inscripciones jalonan el recorrido, pero las piedras con la que se construyeron aquellas ermitas, sería de nuevo utilizada en obras posteriores y no queda nada.
Base de Cruz de Término
Una inscripción sobre la basa, nos deja constancia de que perteneció a un Viacrucis:
«Aquí le desnudaron y dieron bino mirrado»
Paz y sosiego ante la Encina
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