Una mañana suave y agradable después de la lluvia de ayer; el Arba de Biel baja crecido con aguas turbias y, en el nuevo aparcamiento de camiones junto al río, está preparando su helicóptero autodirigido por control remoto, Valentín Pérez, al que hace años conozco por su actividad laboral, y sé de sus aficiones a la aeronáutica, de otro modo no se entendería su ilusión y valor para volar con su parapente con motor por los cielos de las Cinco Villas.
Desde hace un tiempo disfruta en su tiempo libre, preparando sus aviones y su helicóptero, esos preciosos artilugios, dirigidos desde el suelo por control remoto, que con paciencia y mucha habilidad, eleva a los cielos y hace volar con sus mandos, logrando esos perfectos aterrizajes, que es lo que más teme un piloto de estas características y en pistas tan desiguales, pues los destrozos pueden ser importantes.
Lo encontré por casualidad y compartí un rato su disfrute, viendo volar su aparato; pero hemos quedado, que un día, cuando vayan a volar los cuatro parapentistas que hay en Ejea; me llamará para charlar con ellos, y contemplarlos en su salida y vuelos.
Lo dejo repostando su helicoptero para seguir volando, mientras , por donde fue la vía del desaparecido ferrocarril Sádaba-Gallur, llega un jinete paseando con su caballo, y otros, contemplan las orillas del Arba.
La mañana festiva, tras la importante lluvia de ayer, es para disfrutarla y cada uno lo hacemos como nos gusta.
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